La gestión de crisis por alta exposición

Una cuestión de velocidad, precisión y capacidad de reacción

6 de diciembre de 2017 | Jarrett Wolf

Click here for English

Tensiones diplomáticas, lavado de dinero, corrupción y escándalos. Las crisis no se resuelven solas y la manera en que se gestionan afectará directamente el resultado.

Comencemos a partir de la propuesta de que una crisis es un acontecimiento repentino o una situación en evolución que expone a una persona, organización o soberanía a graves consecuencias legales, comerciales, políticas, geopolíticas, diplomáticas, de reputación o demás.

Con demasiada frecuencia, las conversaciones en torno al manejo de crisis se limitan a una discusión acerca de las comunicaciones durante tiempos de crisis. No obstante, la gestión de las crisis debe ir más allá de establecer comunicación sobre un problema. La gestión de crisis debe tratarse de resolver el problema, lo cual a menudo exige un método multidisciplinario que se caracterice por su velocidad, precisión y capacidad de reacción.

VELOCIDAD

Lo antes que pueda involucrar a los profesionales adecuados, y mientras más rápido puedan actuar estos, mayor es la posibilidad de obtener un resultado positivo. La gestión de crisis no se presta para un proceso de licitación ni para la solicitud y revisión de propuestas. Cuando llega el momento de gestionar una crisis, usted necesita las personas adecuadas y los necesita de inmediato.

Para aquellos individuos, dignatarios, empresas y organizaciones célebres, y para las entidades que regularmente enfrentan incidentes críticos, tales como bufetes de abogados, oficinas de familia (“family offices”), embajadas y consulados, una de las mejores maneras de acelerar el tiempo de reacción es tener una relación establecida con especialistas profesionales en crisis. Esto no solo es para que sepa a quién llamar en el evento de una crisis. Esa parte es fácil. Es para que la firma o el profesional de gestión de crisis ya lo conozca y comprenda a usted, a su organización y los asuntos que enfrenta.

Esté o no establecida una relación, la velocidad es crítica. La gestión de crisis no es lo mismo que un litigio. Tampoco es equivalente a las relaciones públicas, ni siquiera a las comunicaciones de crisis. La gestión de crisis exige la capacidad de reaccionar rápidamente, evaluar la situación enseguida, elaborar un plan, conformar un equipo y coordinar la gestión general de la crisis. Según la situación, eso podría implicar el poder contratar y coordinar a los debidos abogados, investigadores, expertos, consultores, profesionales en relaciones gubernamentales y, sí, también profesionales especialistas en comunicaciones de crisis, en una jurisdicción desconocida.

Por ejemplo, supongamos que un individuo prominente sea objeto de una investigación por parte de un fiscal extranjero. La reacción seguramente deberá ser inmediata. Dentro del plazo de unas horas deberán establecerse las líneas de comunicación. Habrá que reunirse con el individuo e informarle de lo ocurrido lo antes posible. Si una investigación independiente revela que los alegatos son falsos, las pruebas producidas durante dicha investigación independiente podrían tener que ser entregadas al fiscal, para otorgarle a este el beneficio de conocer dichas pruebas al decidir si va a proceder, y si procede, de qué modo lo hará. Con el beneficio de esas pruebas adicionales, el fiscal podría concluir razonablemente, por cuenta propia, que los alegatos son falsos y que, basado en dicha conclusión, el caso podría cerrarse sin necesidad de acción adicional alguna.

PRECISIÓN

En el ejemplo descrito anteriormente, no habría que hacer declaración alguna ante los medios de prensa. Por lo contrario, de ser los medios quienes se enteran antes de la investigación y la reportan, es posible que hubiera que hacer una declaración ante la prensa. No obstante, dicha declaración tendrá que ser inadmisible contra la persona investigada, no puede ser ofensiva para el fiscal y deberá ser 100% precisa.

Ya sea que estén proporcionando a un fiscal los resultados de una investigación independiente, o haciendo declaraciones a los medios sobre el caso, la información que usted proporcione tiene que ser precisa.

La gestión de crisis prominente o de alta exposición requiere una investigación que resista los contrainterrogatorios y el escrutinio de la prensa. No puede ser negligente. No puede cegarse intencionalmente. Y salvo que exista una buena razón, no puede equivocarse.

Incluso si una situación no tuviera un componente legal o de aplicación de la ley, aún cuando no exista un aspecto de relaciones públicas, la gestión de crisis efectiva aún exige una investigación que produzca información precisa y confiable, porque usted dependerá de esa información al tomar decisiones sobre cómo gestionar la crisis. Mientras más precisa sea la información que tiene, mejor informadas serán las decisiones que tome.

CAPACIDAD DE REACCIÓN

La capacidad de reacción en la gestión de crisis se refiere no solo a la velocidad de la reacción inicial, sino a la capacidad de responder a una situación de rápida evolución que se desenvuelve aceleradamente.

En una crisis, hay cosas que uno puede controlar y otras que no.

En una crisis de índole legal, usted no puede controlar al gobierno ni a sus investigadores, y tampoco a los abogados o partes contrincantes. Usted no puede controlar a los testigos, al juez ni al jurado. Ni tampoco puede controlar los hechos.

En una crisis de relaciones públicas, no se puede controlar la verdad.

Pero lo que sí puede controlar es el plan y el equipo. El equipo adecuado le ayudará a reaccionar ante circunstancias cambiantes, incluso mientras la crisis se desenvuelve.

Por ejemplo, si un banco internacional no atina a responder debidamente a emplazamientos e indagaciones de parte de agentes federales y fiscales del Departamento de Justicia, lo que no sería un problema podría convertirse rápidamente en uno con posibles consecuencias legales. Los profesionales externos, sin embargo, podrían ayudar a aplacar la situación y, además, proporcionar recomendaciones al banco para prevenir problemas semejantes en el futuro.

De igual manera, suponga que se considere que una persona está en peligro en otro país y que, incluso varios días tras el inicio de una investigación por parte de la policía, salen a la superficie nuevas inquietudes. Es posible que se tenga que contratar profesionales externos para que aporten capacidades y recursos adicionales al esfuerzo policíaco en curso. Al trabajar en conjunto, la situación podría resolverse con rapidez y seguridad.

LA GESTIÓN EFECTIVA DE LAS CRISIS

Una crisis legal puede conllevar a la encarcelación, a multas considerables, a cuantiosas adjudicaciones por daños y perjuicios y altos costos y honorarios legales, así como a pérdidas de valor accionario o de mercado, exclusión de contrataciones públicas, daños a la reputación y bancarrota.

Una crisis de relaciones públicas puede causar problemas legales, comerciales, bancarios y de reputación.

Una crisis diplomática puede causar la ruptura de relaciones, una debilitada posición en negociaciones, la incapacidad de llevar a cabo operaciones, y otros problemas aún peores.

A fin de gestionar una crisis de manera efectiva, deberá actuar rápido, ser preciso y estar preparado para lo inesperado.

Es decir, debe tener velocidad, precisión y capacidad de reacción.

 

El objetivo de este aviso al cliente es destacar ciertos temas y no pretende ser integral ni proporcionar asesoría legal ni profesional de índole alguna. Si tiene alguna pregunta, debe de contactar a su abogado o demás asesores y, con respecto a los asuntos relacionados con nuestro trabajo, le invitamos a usted o a ellos a que se comuniquen con nosotros.

Sign-up For Client Alerts: